Wednesday, 13 October 2010

A mi hija.

De la convicción naciste y
Aunque el mañana te angustie
Por la incertidumbre que oprime,
Sin mansedumbre llegará el día en que te preguntes
Si lo absoluto existe.

Al velo de tu mundo nuevo
Lanzarás millón de conjuros
Y ante ellos, con prometeico orgullo
Te enseñaré por completo
La maestría del junco en su juego.

Que las nubes no te detengan
Si en la cima dibujar tu estela
Deseas, princesa.
Ten presente esta reseña
Para mañana trascender la fiera.

Te sueño tan bella y risueña
Que anclado estoy por tus
Pensamientos, estrella
Y me pregunto si has
De poder elevarte, imperecedera.

De tu encanto de sirena
Me has hecho presa.
Lo acepto, mi esperanza es tempranera
Pero en el abismo de tus ojos
La adrenalina de mí se adueña.

Tal vez seas tú quien tenga
Para mí un límpido mediodía
Y si así sucediera, ése será el día
En que se alzará en estridente alegría
Nuestra laureada sabiduría.

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