Sin tu brillo, flor radiante
Que alumbras este hospicio,
La infelicidad me arrastraría
Cual cometa por la vida.
Oh, deificado astro,
¿Abrazarías por completo mi mente
Con tu sin fin de rayos simientes?
Sé que el mediodía alcanzarme pretende.
Golpéame con tu impiadoso cetro
Como el viento golpea a los cerros
Que gloriosos se mantienen enteros
Pues Eolo sabio es en sus bostezos.
La vida perece si con envidioso
Arrebato ellas nos roban tu encanto,
Como desvaído perece el poeta
Sin no hay música en sus letras.
Ofréceme una vez más tu estampa,
Magnánima estrella de los llanos.
Colorea mi pálido cuerpo
Con tu brocha de fuego
Sin importar si en este juego perezco
Pues el ritmo de tus alas abre el sendero
Para esquivar el rumbo del filisteo.
En el aroma de tus pétalos dorados
Se sumerge el voluptuoso
Andar de aquellos jóvenes años
Mientras se desangra el mundo
Clamando que vivimos errados.
Y si mi final trágico fuese,
Cayendo al mar con alas encendidas
Sanaré con sal estas ampollas de codicia
Pues la vida recia y pura se afirma
Con dolores, sangre y rebeldías.
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