Con un control en
desuso,
Con un oso alado y con
su tortugo
Ella intenta gatear,
se sonríe
Y mueve mundos.
Explora inocentemente
A través de los
barrotes
Y a pesar de todos
ellos
Ella inventa una mueca
Y, perplejo, todo
cesa.
Mientras ella juega,
en mí
Crecen un sin fin de
ensueños,
De oníricos paisajes
donde
Todos mis dioses
desfallecen
Si me ofrece al menos
un beso
Una confirmación de
aquel antiguo
Y, a la vez, frágil pensamiento
Que me dice, que me
grita,
Que en la simpleza se
oculta
La más alta virtud del
universo.