Mientras observo el batir de los pinos
El viento hostigador sacude todo estribo
Y aunque no tenga un sentido estricto
Siento el afán de mi ser por lanzarse a cabalgar.
Aunque a la intuición no soy esquivo
Un chapuzón en la laguna tiene su juicio
Al recordar el arte de aquel sublime loquillo
Que las muertas brazas en fuego supo transformar.
Yo sufro la obsesión nocturna del brillo
Busco mil relámpagos sin suspiros
Y como lobo herido me lanzo al novillo
Sin olvidar que la luna mi aullido aguarda al andar.
Cae en desmedro el valor de aquel caudillo
Cuando pierde el control de su potrillo
Pues encuentra inmejorable chance su enemigo
De robar el afilado sable y sin antes sudar.
Admiro la belleza del cóndor combativo
Que aguardando hallar en sus ojos el brillo
Entre el viento se lanza abrazado en anillo
Con la certeza de que sus garras lograrán asestar.
Mientras observo el suave batir de los pinos
Comprendo que el fin tiene su principio
Que dicta regresar de mi soledad al conventillo
Hasta repatriar el momento en que mi arte vuelva a cabalgar.